L. van Beethoven 23.DIC.21

L. van BEETHOVEN

LO BELLO y LO SUBLIME

La Edad tardía del fortepiano: las últimas sonatas para piano

L. van Beethoven 

(1770-1827)



Alejandro Picó-Leonís

Sonata para piano nº 30 en Mi Mayor, Op. 109

Vivace ma non troppo-Adagio Espressivo-Tempo
Prestissimo                                         

Gesangvoll, mit innigster Empfindung  (Andante, molto  cantabile ed espressivo)

 

José María Duque

Sonata para piano nº 31 La b Mayor, Op. 110

Moderato cantabile, molto espressivo

Allegro molto

Adagio ma non troppo. Fuga: Allegro ma non troppo


Mario Prisuelos

Sonata para piano nº 32 en do menor, Op. 111

Maestoso-Allegro con brio ed appassionato

Arietta: Adagio molto semplice e cantabile




Concierto presentado y comentado por Alicia Santos Santos, compositora.



En 1796, Ludwig van Beethoven publicó sus tres primeras sonatas (op. 2) para pianoforte. De esta manera emprendió un recorrido, que se alargó hasta 1822, dando lugar a un corpus de 32 sonatas, el cual se convirtió en la obra más importante escrita hasta el momento para para este instrumento, a excepción de El Clave Bien Temperado de J. S. Bach. 


Paralelamente a la composición de su Misa Solemnis op. 123, y poco después de finalizar su monumental Hammerklavier (op. 106), Beethoven abordó entre 1819 y 1822 lo que a la postre serían sus tres últimas sonatas para piano, publicadas en Berlín por Schlesinger, las cuales se alejan de cualquier etapa heroica anterior, entrando en una dimensión mucho más espiritual. 


La sonata op. 109 en mi Mayor, fue dedicada a la pianista Maximiliane Brentano. Su primer movimiento, que oscila entre un Vivace, ma non troppo y un Adagio espressivo, esconde bajo un aspecto en muchas ocasiones improvisatorio una forma sonata de diminutas dimensiones. Mucho más contrapuntístico y con brío de tarantella, el Prestissimo del segundo movimiento contiene en la línea inicial del bajo una melodía que se convierte en cantabile más adelante, lo que le confiere una gran unidad. Un bellísimo tema -Andante molto cantabile ed espressivo-, cercano a una Zarabanda, marca el comienzo del tercer movimiento. Después de una serie de variaciones culminadas en una textura de trinos, que se asemeja a una anticipación de la sobrecogedora Arietta de la sonata op. 111, sobreviene un recuerdo del tema inicial finalizando así una de las sonatas más poéticas jamás escritas. 


Las últimas obras de Beethoven tardaron no pocas décadas en ser comprendidas y asimiladas. Quizá por su lirismo, la sonata op. 110 en Lab mayor, se convirtió en una de las más aclamadas bastante tiempo después del fallecimiento del genio de Bonn. En su primer movimiento, Moderato cantabile molto espressivo, de nuevo aparece pseudo camuflada la forma sonata cuya exposición se compone de una serie de ideas que fluyen una tras otra. Es interesante apreciar cómo en los dos primeros compases de este primer movimiento la línea del bajo está invertida con respecto a la voz superior presagiando lo que posteriormente va a ocurrir en la fuga final. Un scherzo Allegro molto, basado en música de carácter popular, compone el segundo movimiento, cuyo trío nos recuerda lejanamente a la tercera variación del último movimiento de la sonata op. 109. Con reminiscencias operísticas, un recitativo y arioso dolente dan paso, en el Adagio ma non troppo del tercer movimiento, a una bellísima fuga Allegro ma non troppo, cuyo sujeto está basado en el tema inicial del primer movimiento. Tras una nueva aparición del arioso, más dolente si cabe, retoma la fuga con el tema invertido el cual, tras una pequeña transición, aparece de nuevo en su forma original para acabar la obra. 


Finalizada a comienzos de 1822, escrita en dos movimientos y dedicada al archiduque Rudolph, la sonata op. 111 se convierte en uno de los momentos cumbres de la historia del piano. Escrita en do menor, tonalidad muy significativa a lo largo de toda la obra beethoveniana, su primer movimiento Maestoso / Allegro con brio ed apassionato inserta en la forma sonata pasajes en fugato, cuyo tema aparece esbozado muchos años antes destinado a una sonata para violín y piano. Un movimiento muy tempestuoso que en la coda final va ganando serenidad como preparación a la Arietta del segundo movimiento Adagio molto semplice e cantabile. Sobre un tema sencillo y emocionante, como ocurría en la sonata op. 109, construye una serie de variaciones que van ganando rítmicamente hasta llegar de nuevo a la textura de trinos la cual reaparece en la coda como algo celestial que desciende a lo terrenal. 


¿Se planteó Beethoven escribir alguna sonata más? ¿Sabía que la sonata op. 111 sería la última? Sea como fuere, esta Arietta final se convierte en una despedida trascendental para una colosal colección de sonatas para piano que, junto con sus cuartetos de cuerda y sus sinfonías, hacen de este compositor quizá el más influyente para todas las generaciones posteriores.   

   


23 Dic. 21, 20:00 h. ENTRADAS
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Conciertos en colaboración con el curso monográfico:

Ludwig van Beethoven: Lo Bello y lo Sublime

 

 Impartido por el profesor Gabriel Menéndez Torrellas

en la Universidad CEU San Pablo, Madrid

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